Erich Fromm nació en Frankfurt, Alemania en 1900. Entre sus
libros más famosos se encuentran Miedo a
la Libertad, Corazón de Hombre y El
Arte de Amar. En su autobiografía Beyond
Chains of Ilussion, Fromm habla de los eventos y personas que lo llevaron a
formar su teoría. Fue influenciado por el concepto del inconsciente de Freud,
así como el concepto de una sociedad ideal de Marx. Ambos conceptos se asimilan
en su determinismo. Esto llevó a Fromm crear el concepto de libertad, el cual exhorta a las personas
a trascender los determinismos ya impuestos. Propuso a la libertad como el
motor psíquico de cada persona.
Según Fromm, el ser humano le tiene miedo a la libertad y
busca escapar de ella. Algunos evitan la libertad al volverse uno solo con un
sistema autoritario ya sea de una manera pasiva (complaciente) o volviéndose el
autoritario, a esto se le llama autoritarismo.
Otros utilizan la destructividad; esto
se proyecta de dos maneras, o se vuelven en contra del mundo, o lo dirigen
hacia adentro de sí mismos.
En la última manera, el individuo escapa de la
libertad hacia la cultura de masas; se vuelve un “camaleón social”. A esto se
le conoce como conformidad autómata.
Escoger la manera en la cual se escapa de la libertad tiene
que ver con la familia en la cual crecimos. Existen tres tipos de familias.
Entre las no productivas se encuentran dos. La primera se le conoce como una familia simbiótica, en la cual los
miembros de la familia son “absorbidos” por otros miembros lo que provoca un
mal desarrollo de personalidad. Al segundo tipo se le conoce como familias apartadas ya que entre los
miembros existe una cruda indiferencia, no hay una relación y los padres suelen
utilizar la culpa y retirada de afecto como los castigos. El último tipo de
familia es la familia productiva, la
cual se caracteriza en que los padres asumen la responsabilidad de criar a sus
hijos en un ambiente de amor.
Fromm propone el concepto del inconsciente social, el
cual es la noción de que se están haciendo las cosas bajo juicio propio cuando
en realidad se han asumido las normas de la sociedad como propias, hasta el
punto de creer que la manera en que se hacen las cosas es la única forma y es
lo “natural”. Este inconsciente social se entiende mejor al analizar el sistema
económico de cada sociedad. En base a esto, propone cinco tipologías (u
orientaciones) de la personalidad.
La primera de ellas es la orientación receptiva, en el cual las personas creen que todo lo bueno
proviene del ambiente, del exterior y si no consiguen lo que quieren esperan
hasta tenerlo. La segunda tipología es la orientación explotadora, en la cual la persona cree que conseguirá todo a
través de la explotación de otros, dan órdenes cómodamente y consideran las
cosas de valor si han sido arrebatadas. La tercera orientación es la acaparadora. Una persona acaparadora
verá todo como una posible posesión, tiende a mantener consigo las cosas. En la orientación de venta, la persona busca qué tan bien
puede venderse o darse a conocer a sí misma.
La última orientación
y la única que no es neurótica es la orientación productiva. En esta orientación la persona vive genuinamente
consigo misma y con los demás; no se aparta de la libertad y la responsabilidad
mientras mantiene la naturaleza biológica y social. Si todas las personas
tuvieran una personalidad productiva, se lograría lo que Fromm llama socialismo comunitario humanista. Se le
llama así ya que cada uno es responsable del bienestar de los demás, hay una
centralización (lo que se conoce como Gessellschaften) y está orientado hacia
los seres humanos.
Las primeras cuatro orientaciones son un modelo de tenencia:
se basan en el “yo tengo”, se valora el consumo, y se define a la persona
dependiendo en lo que obtiene y posee. En cambio la personalidad productiva
es un modelo de vida, en el cual se
define a la persona por lo que hace, si vive genuinamente o no. Aquí se hace la
diferencia entre el ser y el tener. A pesar de que unas orientaciones
sean neuróticas y otra no, hay algo común entre ellas, y es el deseo de vivir y
de adaptarse; a ellos se les conoce como biófilos.
Si la persona tiene un deseo pasional por la muerte, la destrucción y la
enfermedad, se le considera necrófilo
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