domingo, 3 de mayo de 2015

Psicoterapia centrada en el cliente: Carl Rogers.


Carl Ransom Rogers nació en Illinois, Estados Unidos en enero 8 de 1902. Empezó a estudiar agricultura en la universidad de Wisconsin, luego decidió dedicarse al ministerio sacerdotal, lo cual tuvo un impacto en su filosofía de vida. Finalmente se dedicó a la psicología, la cual inició trabajando con niños. Trabajó con Abraham Maslow en el enfoque humanista. También trabajó en la terapia no directiva.

En su libro Counsel and Psychotherapy, expuso lo que a su juicio era la orientación más eficaz de la terapia. En general su hipótesis para una buena terapia es "Que el individuo tiene la capacidad suficiente para manejar en forma constructiva todos los aspectos de su vida que potencialmente pueden ser reconocidos en la conciencia". Según Rogers, el hombre es positivo en su naturaleza, y merece respeto en cuanto a sus aspiraciones de superación.

De acuerdo a Rogers todo buen terapeuta necesita tres cosas: capacidad empática, autenticidad y consideración positiva incondicional. Estos rasgos no son innatos y se adquieren por medio de la práctica terapéutica.  Según Rogers, para ser terapeuta centrado en el cliente, primero se debe pasar por cuatro fases. La primera es el esclarecimiento de las actitudes propias. Luego debe haber un énfasis en las técnicas a utilizar. La tercera fase consiste en una experiencia en terapia propia. La última es ejercer la práctica. Al inicio de la terapia se consideran dos factores; son esenciales tanto la actitud del terapeuta (en base a la hipótesis que se presentó anteriormente) y la instrumentalización de métodos adecuados.

El objetivo del  terapeuta es ayudar a clarificar las emociones del cliente, convertirse en un facilitador en el proceso de hacer las emociones conscientes,  manejables y no patológicas. Debe hacer que el cliente se sienta aceptado. Por el respeto que hay hacia el paciente, se procura que sea el paciente quien dirija el proceso.

Un método que se utiliza es el de la imagen del eco, el cual es una reproducción amplificada y modulada de lo que el paciente dijo. Esto permite que la persona se sienta escuchada, y mire lo que dijo desde una diferente pero similar perspectiva. El objetivo es que haya un aumento en cliente de la capacidad de expresar sus sentimientos de modo verbal y no verbal. Luego llega a experimentar sentimientos  que hasta entonces no había confesado. La imagen del yo se amplia y permite la integración de elementos de cualquier experiencia. Aumenta la capacidad de asimilar elementos de la experiencia que antes eran demasiado amenazadores.

Para Rogers la experiencia es algo básico. El todo lo aprehendido por la consciencia. Todos los fenómenos conscientes e inconscientes. En otras palabras, es todo lo que pasa en el organismo en cualquier momento y que esté potencialmente en la consciencia. Para explicar todo esto se introducen varios términos. La subcepción se refiere a una discriminación sin representación consiente, es como la percepción “subliminal”.  Otro termino importante es el de la representación también se conoce como simbolización o conciencia. Se refiere a la representación de alguna experiencia vivida.

Al no saber cómo representar ciertos elementos, la persona puede experimentar angustia el cual es un estado de tensión o malestar en que la persona está latentemente consciente de su conflicto Es un estado de desacuerdo.  Un funcionamiento óptimo es cuando la estructura del yo permite integrar simbólicamente la totalidad de la experiencia, sin defensas ni rigidez. Esto nos lleva a la madurez psíquica en la cual la persona se percibe de modo diferenciado y realista. Es responsable de su individualidad, valora de forma autónoma basándose en su propia observación y no modifica sus datos a menos que esté en lo incorrecto.

La empatía, algo esencial en terapia, se puede definir como la percepción del mundo subjetivo de los demás, “como si fuéramos” la otra persona. Se percibe las causas como él o ella la sienta, sin olvidar que se trata de una situación análoga. El establecer límites en la terapia es responsabilidad del terapeuta, y al  mismo tiempo debe proveer de comprensión y aceptación de la manera en que el cliente experimenta la situación.

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